domingo, 24 de abril de 2011

ORIENTACIONES PARA DESARROLLAR LA GUIA No. 3

LOS PRIMEROS ESTADOS
La revolución neolítica

Hace diez mil años, recién finalizada la última glaciación, se inicia un proceso de cambios económicos muy rápidos en comparación con lo ocurrido hasta entonces. Se inicia la agricultura, la ganadería, la alfarería, el pulimentado de la piedra. Es en el oriente medio, en el área conocida como el Creciente Fértil, desde Palestina (Jericó), pasando por el sur de Turquía (Katal Huyuk), hasta la Mesopotamia y el golfo Pérsico. Dos mil años después se extiende a través de la India (Harare) por todo Asia hasta China. O quizá se produce allí un proceso independiente, como parece indicar el cultivo de cereales completamente diferentes. También parece ser independiente el neolítico mesoamericano, basado en el maíz.
Las formas de transmisión de informaciones de una generación a otra habían permitido acumular los conocimientos necesarios para la roturación de tierras, periodificación de la siembra y la recolección, alimentación y cuidado de animales cautivos, tratamiento y modelado de arcillas y otras variadísimas nuevas tecnologías.  Conviene destacar la importancia de la transmisión de informaciones como forma de desarrollo económico y social en aquella, al igual que en todas las épocas. Esa transmisión no era sólo oral. Los instrumentos de trabajo -hachas, flechas, arpones, agujas, rascadores- habían sido durante milenios fuentes de información del grupo social a que pertenece su portador, o la técnica que utiliza para cazar o para cortar la piel o para hacer un abrigo. Los artesanos estudiaban objetos diseñados por otros y aprendían a imitarlos o a mejorarlos. En el neolítico, la transferencia de informaciones se hace mucho más rápida e intensa.


LA FAMILIA PRIMITIVA

La mayor productividad del trabajo y de la tierra y la estabilidad de la producción, permiten una mejora de la alimentación y la salud por lo que la esperanza de vida se alarga. Sobreviven más hijos, y las familias se hacen más numerosas. El grupo social tiene que hacerse sedentario para proteger la siembra y los frutos de su esfuerzo. Los agricultores tienen que formar grupos más numerosos, las primeras ciudades, para defenderse mutuamente.  En esos núcleos urbanos la especialización se hace más compleja. Las artesanías requieren un aprendizaje profesional más largo. Los intercambios de productos dejan de ser acontecimientos extraordinarios para convertirse en rutina.
Posiblemente aparece entonces el profesional de la administración pública revistiendo su liderazgo con ropajes religiosos o uniformes militares. Los artesanos -alfareros, tejedores- obtienen el alimento para su subsistencia mediante trueque con los campesinos. Los líderes de carácter religioso obtienen los medios para su subsistencia de donativos más o menos ritualizados; los líderes de carácter militar, mediante la recaudación coactiva. Es un liderazgo o coacción débil que se ejerce sólo a nivel local, pero previsiblemente surgen esporádicamente conflictos entre grupos sociales, entre los administradores y los administrados o entre diferentes líderes.
Muchos grupos humanos siguen viviendo hoy día en condiciones similares al neolítico. Son núcleos agrícolas aislados en cualquier continente, que reciben muy pocas noticias del resto del mundo. Pequeños poblados de África, Latinoamérica o Asia que producen todo lo que consumen y consumen lo que producen. Como entonces, no saben leer ni escribir. No utilizan monedas, aunque saben que existen. De vez en cuando, pocas veces al año, aparece en el poblado alguien del exterior con el que intercambian algunos productos e informaciones.

El sistema económico del paleolítico: Cazadores y recolectores

Se suele considerar que las especies humanas han existido desde hace cuatro millones de años. Se han encontrado fósiles de humanos idénticos a los actuales con cincuenta mil años de antigüedad. Durante todo ese tiempo, y hasta hace tan sólo diez mil años, la forma de sobrevivir dominante era la caza y la recolección. Bandas de individuos, no más de treinta, unidas por lazos de parentesco, deambulaban, posiblemente siguiendo a los rebaños de rumiantes, cazando y recolectando frutos y semillas salvajes.
El sistema económico de caza y recolección ha seguido vivo en algunas comunidades hasta hace muy poco tiempo. Los habitantes de la Patagonia, en el cono sur americano, utilizaron puntas de flecha de silex sin pulimentar hasta el siglo pasado. A lo largo de todo el siglo veinte se han estado descubriendo poblaciones que desconocían las técnicas agrícolas básicas. Pero, ciertamente, han sido casos excepcionales de grupos que han estado aislados geográficamente durante los últimos diez mil años.
Es posible que desde el principio hubiera una cierta especialización laboral por sexo y por edad, los hombres cazando, las mujeres y los niños recolectando. Puede que alguien más hábil con sus manos, dedique más tiempo que otros a la fabricación de armas o al tratamiento de las pieles. El que la caza y la recolección fueran las actividades económicas dominantes no quiere decir que fueran las únicas. Se han descubierto minas excavadas con instrumentos paleolíticos. La existencia de intercambios comerciales queda demostrada por la presencia de materiales tales como obsidiana o conchas marinas en enterramientos a mil o dos mil kilómetros de su origen.
Educación Primitiva

Es por ello que la expresión "bandas de cazadores recolectores", aunque sea la más habitual, no resulta muy adecuada para denominar este sistema económico. Bandas de cazadores y recolectores pueden ser cualquier grupo de animales, por ejemplo, pájaros que recogen semillas y cazan insectos. Los humanos hacen mucho más que los animales. Es preferible por tanto utilizar la expresión "economía paleolítica", que hace alusión explícitamente a la elaboración de instrumentos, un rasgo diferencial del proceso productivo humano.
La característica principal de nuestra especie, el cerebro, creció en volumen durante esos cuatro millones de años. La capacidad de almacenar y transmitir información parece haber sido necesaria para la supervivencia y el rasgo que se transmitía de generación en generación. Sobrevivían los humanos de mayor cerebro, los que podían organizar grupos para cazar, informar de la existencia de peligros, diseñar estrategias de ataque o defensa. Esa capacidad de comprensión, almacenaje, tratamiento y comunicación de información ha sido el legado que hemos recibido de nuestros antepasados en forma de genes.
Esa es, sigue siendo, la base de la organización de nuestra sociedad y nuestra economía. posible también que nos hayan legado genéticamente comportamientos instintivos que aumentan la cohesión del grupo social tales como la envidia o la solidaridad. Es posible, incluso, que valores éticos compartidos por toda la humanidad tales como el respeto por la verdad o la justicia, sean también manifestaciones de instintos transmitidos durante milenios por su alto valor para la supervivencia. Instituciones jurídicas actuales como el derecho de propiedad o el salario laboral, tienen su origen sin duda alguna en la organización social de los cazadores y recolectores ¡Cuántos pleitos privados habrán tenido que resolver los líderes de las bandas! ¡Cuantas luchas entre bandas por los límites del territorio de "nuestra propiedad"! Porque podemos suponer la existencia, ya entonces, de derechos y propiedades individuales y de grupos que entraban en conflicto.
LOS HOMBRES ORIENTALES  CREAN LOS PRIMEROS ESTADOS

Los primeros imperios económicos

En torno a grandes ríos -el Éufrates y el Tigris, el Ganges, el Nilo, el Yangtsé- surgen los primeros grandes imperios. Sumer, hace 5.500 años, parece haber sido el primero. Una autoridad administrativa central legisla, imparte justicia y ejecuta sobre un extenso territorio que agrupa a muchas ciudades.

De nuevo parecen ser las innovaciones en los métodos de transmitir y acumular información las causas directas que permiten el cambio. Ahora es la escritura en tablillas de arcilla, en tablas de piedra o en papiros. Los textos más antiguos que conocemos son leyes, contabilidades y crónicas. El gran río, una vía natural de comunicación y transporte, se convierte en nervio por el que circulan informaciones, mercancías, personas y tropas. 
La coordinación de actividades en un amplio territorio en torno al río permite la preparación de un sistema de canales para riego. Se pueden poner en cultivo nuevas tierras, aumentar su productividad, garantizar la estabilidad, mantener más animales.  La riqueza aumenta, aumenta la población, aumenta la especialización.
El cuidado y defensa de los sistemas de canales requiere la coordinación del trabajo de decenas de miles de personas que realizan obras en beneficio de agricultores a los que desconocen, asentados río abajo. Esa coordinación requiere una concentración de poder desconocida hasta entonces. Por primera vez en la historia el jefe supremo es una persona desconocida para la mayoría de sus súbditos. Un complejo aparato de intermediarios se encarga de la ejecución de sus decisiones. La especialización social se hace muy sofisticada. La sociedad se hace más estratificada.
El estudio de la historia antigua de Mesopotamia, Egipto, China y la India muestra una cíclica sucesión de dinastías de vida similar; nacen con una revolución que impone un régimen fuerte; se crea una organización de funcionarios y recaudadores de impuestos, un ejército y un sistema judicial; se realizan grandes obras públicas, se limpian los canales existentes y se construyen otros nuevos; la productividad sube y las siguientes generaciones son muy numerosas; aumentan los ingresos del estado y la élite burocrática vive en el lujo. Pasadas un par de generaciones, el sistema burocrático se corrompe, el aumento de población absorbe los beneficios del aumento de la productividad, hay descontento, el estado se debilita, hay pequeños motines e insurrecciones, las obras hidráulicas se detienen y deterioran. Finalmente una nueva revolución cambia la dinastía. 
El conflicto entre los particulares -artesanos, comerciantes, pequeños propietarios- y los administradores adquiere por primera vez tintes perfectamente identificables con el entorno actual. Ya podemos hablar del conflicto entre la iniciativa privada y la pública. El estado babilónico o egipcio promueve ciertas iniciativas particulares y desalienta otras. Las diferencias en rentas y niveles de vida se acentúan. Quizá por primera vez conviven ricos y pobres en el mismo espacio.
Los pequeños ríos europeos, encajonados entre montañas, no estimulan la creación de grandes estados y es el Mar Mediterráneo el que cumple la función de vía de comunicación y transporte. Se suceden imperios comerciales, fenicios, griegos, cartagineses y romanos, en los que una flota armada mantiene expedita esa vía, combate la piratería, garantizando la paz y unos sistemas crediticios y contractuales que permiten el comercio.
Muchos de los que ahora llamamos "países menos desarrollados" mantienen las formas de vida y organización de aquellos imperios. Pensemos en los estados africanos actuales organizados en torno a los ríos Senegal, Volta,  Níger,  Congo o Zambeze. El río es la única vía de comunicación para gran parte del territorio. La escritura es un medio de comunicación reservado a la burocracia dominante. Pequeñas iniciativas artesanales o comerciales son aceptadas y estimuladas, pero sólo los individuos próximos al aparato del poder pueden enriquecerse.
Los orígenes de la ciudad

Una de las preocupaciones de las Ciencias Sociales consiste en entender el origen de las ciudades, como un proceso histórico muy complejo.  Anteriormente, una de las maneras de resolverlo era identificando los primeros motores; es decir, aquellos procesos causales que dieron paso a la formación del espacio urbano.  Hoy nos tenemos que conformar con pensar que existe una lista de procesos claves que se retroalimentan, para proveer las condiciones para que aparezca sobre la faz de la tierra la conjunción más compleja de procesos sociales que toma la forma de un espacio construido como la ciudad. En esta introducción a los orígenes, nos guiamos por unas preguntas  esenciales.  
¿Porqué surgen las ciudades?

Es dificil saberlo, pero los estudiosos en el campo de la Historia y la Arqueología concuerdan en que el nacimiento de las ciudades está asociado a una compleja red de procesos sociales, económicos y culturales que se retroalimentan, para formar asentamientos poblacionales de alta concentración poblacional, alta densidad de viviendas y estructuras, desarrollo de edificios en torno a un núcleo, gran tamaño, y arquitectura monumental (templos, tumbas, palacios, plazas).  

La ciudad tiene una población, que aunque de origen étnico diverso, tienen un sentido de pertenencia (son, ciudadanos).  En términos políticos y administrativos, la ciudad se rige por las leyes, decretos y visiones de unas clases que ostentan el poder, y que en los orígenes emanaba de un mandato divino.  

¿Dónde surgen las primeras ciudades?
Las ciudades surgen en el Medio Oriente, en toda una región conocida como el Creciente Fértil. Esta era una región muy rica en plantas silvestres de frutos altos en proteinas, de ríos caudalosos, y áreas con una gran biomasa animal.  Al pie de los montes Zagros, de los Tauros, en Anatolia (Turquía), en lo que hoy es Irán e Irac, en lo que se conoció como Mesopotamia, en todos estos lugares se dieron los primeros experimentos urbanos.  Es decir, de comunidades (muchas de ellas con cercas o palizadas, o pequeños muros bordeándolas) agrícolas y pastoriles que fueron creciendo, a medida que fueron capaces de sostener a poblaciones más numerosas.  

Para profundizar más los orígenes de las ciudades observemos la siguiente pagina: